¿CÓMO EVITAR EL INSOMNIO INFANTIL?
Con ayuda de los padres o
tutores, se pueden llevar a cabo una serie de recomendaciones para evitar el
insomnio infantil.
Los malos hábitos y la falta de
higiene del sueño son las principales causas de insomnio infantil. Aunque no de
manera intencionada, los padres o tutores son los responsables ya que no
imponen reglas a la hora de dormir y en cambio son demasiado permisivos ante la
voluntad del niño. Por el bienestar de los hijos, lo mejor es inculcarles
disciplina a la hora del descanso.
Cuando el niño no duerme, tampoco
lo harán sus padres y hermanos. La madre acudirá a calmar al menor y éste se
hará dependiente de la voz y los cariños para descansar. El resto de la familia
realizará sus actividades cotidianas sin haber descansado, de mal humor y con
frustración al saber que se genera un problema en casa. Estas son, a grandes
rasgos, las consecuencias del insomnio infantil por malos hábitos. Aquí,
algunos consejos para evitarlas.
Desde el primer año de vida el
niño ya es capaz de identificar hábitos y regirse por ellos. Una de sus
necesidades básicas es dormir y deben aprender a hacerlo solos, sin llorar, con
la luz apagada, desde los seis meses de edad. El tiempo adecuado es alrededor
de 12 horas seguidas, sin interrupciones. Los muñecos de tela o peluche son una
buena alternativa para acompañar al bebé en su cuna y acostumbrarlo a que debe
descansar sin la presencia de los padres.
Hay que evitar el miedo, con el afán de
castigar a los niños, los adultos les cuentan historias tenebrosas relacionadas
casi siempre con la noche, la oscuridad y los muebles de la recámara. Si se
desea que el menor descanse adecuadamente, lo mejor es evitar estas ideas y dar
seguridad al niño para que se sienta tranquilo estando solo en su cuarto,
evitando así el insomnio infantil.
El sueño es sagrado y para
preparar mentalmente al niño con una serie de hábitos es fundamental, por
ejemplo, cenar a una hora específica, lavar sus dientes y escuchar una historia
acorde a la edad o tararear una canción justo diez minutos antes de acostarse,
crea un vínculo emocional entre padres e hijos tan agradable que a la hora de
descansar el menor se siente tranquilo y listo para el sueño.
Son una serie de recomendaciones
cuya finalidad es crear ambientes propicios para un buen descanso. Llevarlas a
cabo ayuda a reducir las posibilidades de insomnio infantil: tener una hora
fija para levantarse y acostarse, evitar el ruido, practicar ejercicio por lo
menos 30 minutos al día, de preferencia en la mañana o tarde, ventilar la
habitación, apagar las luces, evitar el humo de tabaco, no consumir café o
dulce en las noches para un descanso adecuado.
Las alteraciones del sueño en los
niños es un problema mucho más frecuente de lo que se cree. Se estima que un
30% de los niños españoles sufre insomio infantil. Éste se caracteriza por la
dificultad del niño para dormirse solo, tener un sueño superfiicial con despertares
frecuentes por la noche y al final se resume en dormir menos horas de las que
el niño necesita. Dormir un número de horas mínimo para cada edad se hace
imprescindible para la maduración cognitiva del niño.
El 90% de los casos de insomnio
infantil se debe a la adquisición por parte del niño de hábitos incorrectos
durante las primeras etapas de su infancia, como por ejemplo la flexibilidad de
horarios por parte de los padres o la falta de afectividad por parte de éstos.
Estos peques no padecen ninguna
alteración psicológica ni ninguna enfermedad, simplemente tienen una alteración
en sus ritmos biológicos por no haber adquirido un hábito correcto. A menudo se
muestran más nerviosos durante el día y con falta de concentración, pero si el
problema se corrige a tiempo, el niño volverá a tener un comportamiento normal.
Es necesario interceptar pronto
estos problemas ya que, en muchos casos, estas alteraciones pueden permanecer y
estabilizarse en el adulto. Esto requiere un abordaje médico y psicológico temprano.
En ocasiones, puede necesitar tratamiento farmacológico. Los casos leves se
pueden remediar con modificaciones en las actividades del niño antes de
dormirse, como por ejemplo, acostumbrarse a leerle un cuento cada noche en una
habitación diferente donde el niño duerme, para que no se le haga
imprescindible el cuento para dormir. Otras medidas son poner límites estrictos
en la hora de dormir. El cuarto debe de estar a oscuras y tener una temperatura
adecuada. El niño debe dormir siempre en su cama (nunca con los padres) y
acostumbrarse a dormirse solo, sin tener que usar el chupete o un juguete, o
sin tener que ser acunado, es decir, sin ayudas. No es aconsejable que vea la
televisión o el uso de videojuegos justo antes de irse a la cama, ya que pueden
excitarle y dificultarle conciliar el sueño.
Es importante acudir a un
especialista, si el problema persiste.
A continuación os muestro un vídeo en el cual un pediatrata da consejos para dormir a tu bebé
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