EL NIÑO Y EL DIVORCIO
Aconsejo a los padres divorciados que lo
leáis porque os puede servir de ayuda.
Lo primero que uno debe
recordar es que no se trata de sólo ayudar a los niños durante el proceso, sino
también de ayudarlos una vez que todo está dicho y hecho. Los padres deben
hacer todo lo que sea posible para mantener las rutinas de los niños de manera
consistente porque eso sólo hace que el proceso sea más fácil. Además, cuánto
más gente tengan los niños a su alrededor, menos sufrirán. Mamá y papá
necesitan pasar un montón de tiempo hablando con sus niños y asegurándoles que
la separación no es culpa suya. Es muy común para los adultos decir cosas como,
“Si no te portas bien, tu papá no te va a querer”. Esto es muy malo para los
niños porque se culparán. Siempre asegure a los niños que pase lo que pase no
es culpa de ellos.
Cuando la decisión de divorciarse sea final y no haya marcha atrás, siéntese
con sus niños y háblales en un lenguaje muy claro. Darles información de manera
práctica, concisa y honesta. Si no lo hace, el niño quedará confundido y
atrapado en una montaña rusa emocional poco saludable. Es importante recordar
que los niños ven a la mamá y al papá como una unidad completa, así que cuando
se divorcian o separan, es difícil para los niños entender que uno se está
yendo y el otro se queda. Hágale saber a su niño que es normal querer que sus padres
se junten de nuevo, pero sea honesta que no va a suceder.
La regresión es cuando un niño se comporta como solía hacerlo en una etapa
previa de su vida. Cuando el niño está viviendo un momento emocionalmente
difícil, el niño podría encontrar una manera de expresar sus sentimientos como
si estuviera reviviendo esas etapas anteriores. Por ejemplo, los niños se
chuparán el dedo, hablarán como bebés, tendrán accidentes en la cama, o
mostrarán un mutismo selectivo donde le hablan a uno de los padres con una voz
muy baja y de bebé.
Si su niño empieza a retroceder, motive al niño a expresar sus sentimientos. La
única manera de conseguirlo es si no se le aplica juicio alguno al niño, ni a
sus emociones. Si el niño desarrolla síntomas serios, no tenga vergüenza de
buscar ayuda profesional. Recuerde que la terapia es como ir al doctor. Si uno
está enfermo, le darán la cantidad de cuidado que uno necesita para sanarse.
Si la separación o el divorcio fue causado por violencia doméstica o
adicciones, entonces es mejor que el niño no tenga contacto con el agresor. Si
este no es el caso, asegúrese que tanto mamá como papá lo quieran y verbalicen
ese amor. No deben asumir nunca que todo está sobreentendido. La relación con
ambos padres debe ser saludable y libre de culpas. La claves está en la
sensibilidad y el amor.
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